Un equipo de la Universidad de
padres online ofrece un decálogo sobre consumo responsable en los más pequeños
de la casa.
Es habitual la preocupación de
los padres para que sus hijos aprendan a valorar la avalancha de regalos típica
de cada Navidad. Estamos en crisis y el gran volumen juguetes se ve reducido
respecto a años anteriores. ¿Cómo hago para gestionar adecuadamente esta
situación? ¿Cómo consigo que mis hijos valoren los regalos que recibirán,
independientemente de su precio? Para ayudar a las madres y a los padres a
afrontar esta situación, Superpadres: Universidad de padres online ha elaborado
este decálogo pedagógico.
1. Tratar la situación con máxima naturalidad: la crisis también
afecta a los regalos de Navidad. No hay que esconder esta situación, sino
tratarla con naturalidad con nuestros hijos. Podemos explicarles que Papá Noel
y los Reyes también sufren la crisis. Por tanto, este año tienen menos regalos
para repartir.
2. Fortalecer el ritual de la Navidad y el factor sorpresa: aunque
no podamos regalar todo lo que quisiéramos, seguimos teniendo en nuestras manos
el poder tradicional de la Navidad. Debemos dar a la entrega de los regalos la
importancia que se merece y organizarlo como único e irrepetible.
3. Tener en cuenta los gustos y necesidades reales de los niños: es
importante involucrar a los niños en la elección y la elaboración de la carta a
los Reyes Magos, pero es aún más importante que posteriormente sean los padres
quiénes desde su propio criterio elijan los regalos.
4. Explicar el porqué de los regalos elegidos: debemos explicar a
nuestros hijos porqué unos regalos son posibles y otros no: por coste,
utilidad, valores, etc. Los niños se ilusionan fácilmente. Aprovechémoslo para
sugerirles regalos enriquecedores.
5. Limitar el número de regalos y poner de acuerdo a la familia:
una buena opción es establecer un número máximo de regalos que los niños pueden
pedir. En esta misma línea es importante fijar también un máximo de regalos que
los familiares pueden regalar.
6. Apostar por regalos sencillos,
medioambientalmente sostenibles y compartidos: elija juguetes sencillos, son
mucho más económicos, ecológicos y los niños suelen disfrutar más con ellos
porque dan más de sí. Además son juguetes que, en general, les interesan
durante más tiempo y se estropean menos.
7. Elaborar nuestros propios regalos: si nuestros hijos ya son
suficientemente mayores, podemos animarles a hacer con sus propias manos el
regalo de sus hermanos, primos o abuelos. Esto les ayudará a valorar el
esfuerzo de tiempo y dinero de hacer un regalo.
8. Convertir en regalo aquello que hasta ahora no lo era: muchos
elementos de la Navidad ya son, por sí solos, un regalo: el árbol de Navidad,
el Belén, los turrones, etc. Si conseguimos hacérselo evidente a nuestros
hijos, conseguiremos que los valoren más.
9. Escribir «La carta familiar»: cuando los niños «hagan» la carta,
se les debe animar a pedir algo para su familia: algo para papá, algo para su
hermano, algo para el abuelo… Esto les hará más colaborativos y les empujará a
averiguar qué les gustaría recibir a los otros y a ver que no es fácil
complacer los deseos.
10. Aprender a tolerar la frustración: ¿Cómo gestionamos la
situación de no poder comprar los mismos regalos que en años anteriores? A la
hora de responder estas preguntas debemos tener claro que un niño no se
traumatizará si no recibe el regalo que esperaba. Tú hijo es capaz de gestionar
esas pequeñas desilusiones si sabe y se siente querido por ti.
Según Pedro Molino, coordinador
pedagógico de Superpadres, ha destacado que «si se siguen estos diez consejos y
se envuelven en una corriente familiar positiva de amor compartido,
responsabilidad, solidaridad y serena esperanza —aún en tiempos de crisis, por
modestos que sean los juguetes— serán portadores de ilusión y vida para que
nuestros hijos crezcan más felices».
Molino también destaca que «los
regalos de Navidad y Reyes son una tradición cultural muy potente que coincide
con los deseos de tener juguetes y con las necesidades de los niños y niñas de
sentirse queridos y de aprender. De saber acertar entre deseos, necesidades y
realidad —en estos momentos en que la crisis afecta dramáticamente a tantas
familias— va a depender la oportunidad educativa que se nos presenta para
hacerlo lo mejor posible y para que, valoren la esencia amorosa de los regalos
y no su apariencia comercial». Además, añade que «no debemos olvidar nunca que
nuestro mejor regalo a nuestros hijos somos nosotros, héroes brillantes,
contradictorios y reales de su vida. Más heroicos cuando aprendemos y les
enseñamos al mismo tiempo —como padres y madres— a superar las adversidades, a
superarnos cada día, a saber darnos y darles nuestro amor de forma cálida y
responsable, cuando le entregamos lo mejor de nosotros mismos».
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