La situación que se plantea
en la familia cuando uno de sus miembros sufre una enfermedad es contemplada
siempre con una gran preocupación que es mayor, si cabe, cuando el enfermo es
uno de los hijos.
Aparecen la angustia, el
estrés, el miedo a lo que va a venir, los sentimientos de culpabilidad, etc. A
estos iniciales problemas, se añadirán otros como: la pérdida de colegio del
niño, la falta de asistencia de los padres al trabajo, los problemas
económicos…
De esta manera comienza una
nueva etapa donde lo más importante es que
el niño sienta lo menos posible las causas de su enfermedad
Si la enfermedad es asumida
y la familia y el niño se enfrentan a ella con optimismo, ésta se superará con
mayor rapidez y con unas mejores condiciones.
La familia en este proceso
no se verá sola, contara con la ayuda de distintos agentes dentro de la
sociedad que le van a ayudar a superar estos difíciles momentos.
En primer lugar desde el
punto de vista sanitario será el hospital quien ponga todos los medios
necesarios a disposición de la familia para superar los efectos negativos de la
enfermedad que afecten tanto al niño como a su familia.
Asimismo, el niño durante
el tiempo que esté hospitalizado y durante su convalecencia en su domicilio se
verá apoyado en su faceta escolar por profesionales que harán que no pierda la
continuidad de sus estudios.
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